Me hieres mucho. Me quieres más.

Hace tiempo que no paso por aquí. He empezado a escribir varias veces, pero siempre pasa algo y lo dejo a medias. Pero hoy no, va, venga.

He pasado 4 días maravillosos en un trabajo que me salió. «Trabajo», más bien. Pues consistía en quedarme en una casa de campo cuidando cuatro perros, dos gatos y una cerdita vietnamita. Obviamente, la casa era bastante grande y el terreno que tenían era enorme. Los perros eran muy cariñosos, los gatos también y la cerdita… Bueno, tenía mal carácter, pero el último día estuvo cerca de mí todo el rato.
Después de toda la historia de Cocotet, haber tenido un contacto «positivo» con animales, otra vez, ha estado muy bien. Me ha hecho recuperar la fe perdida en estudiar veterinaria.

Bueno, no lo dije… Pero en los momentos más duros de Cocotet, cuando agonizaba o cuando murió… Pensaba «no quiero estudiar veterinaria». ¿Porqué? Porque me dí cuenta de que los veterinarios no podían hacer nada más… Y eso me parecía frustrante.
Yo, como persona normal, con conocimientos muy básicos, es normal que no pueda hacer nada. Pero si después de estar entre 6, 7 o más años estudiando, tampoco voy a poder hacer nada… Me sentí un poco defraudada con el mundo.

Pero bueno, he recuperado esa fe perdida, pues a lo que quiero dedicarme es a la fisioterapia. Y si en el momento de elegir carrera me veo muy apurada, elegiré fisioterapia (humana) y ya me encararé más adelante a los animales.

Eso es el resumen de lo que he estado haciendo estos días. Antes no escribía porque cada día escribía cosas positivas en una libretita y bueh, no sé.

Pero quería contar aquí cómo me siento con mi pareja… Lo llamaremos Tibbers a partir de ahora.

Tibbers siempre ha sido muy muy sensible, atento, complaciente hasta niveles insospechables. Nunca se lo he exigido, pues soy una persona bastante independiente y no quiero tantas atenciones, pero al final, una acepta… Si él quiere desvivirse por mí, si es lo que le hace feliz… Tampoco tengo porqué rechazarlo. No es que me encante, pero aprendí a vivir con ello. A ser yo también feliz con ello, a mi manera.
Y de repente cambió, dejó de darme tantos mimos, de traerme meriendas cada día, de regalarme cosas, de querer estar conmigo a cada momento, de querer dormir conmigo…

Llevaba esto en la cabeza bastante tiempo y se lo comentaba. Con Tibbers tengo un acuerdo verbal de contárnoslo todo. Al menos todo lo que entre dentro de nuestra relación de pareja… Si piensa algo malo de mí, prefiero mil veces que me lo diga a que se lo calle, pues yo lo voy a notar de todas formas y voy a estar mucho más tranquila si lo sé a ciencia cierta, si no mi capacidad conspi-paranóica lo convertirá en algo mucho peor de lo que es. Así que yo hago lo mismo. Y sus excusas eran que duerme mal y le duelen las cervicales… Pero es que siempre usa las mismas excusas para todo.

Después empezó su trabajo de verano, el mismo de todos los años, pero con el triple de horas. Y tuve que entenderlo, porque trabajaba mucho. Pero durante todo lo de Cocotet… Sentí que no podía contar con él, que no me apoyaba, que no me mimaba cuando yo lo necesitaba, pues estaba cuidando a un gatito minúsculo y enormemente enfermo. Pero no estuvo allí y como gota que colmó el vaso, el día que Cocotet murió en la mesa del veterinario, Tibbers estaba haciendo puenting con «mis amigos».

Eso me rebentó el alma. Me la partió en mil pedazos y la recumpuse con ira y rencor. Le dije la verdad, le dije «estabas haciendo puenting con mis amigos mientras Cocotet moría, no quiero pensarlo, pero no puedo evitarlo». Y eso me dolió mucho. No quise verlo en unos días… Tampoco él insistió en verme.

Me falló. No estuvo ahí. Y eso me hizo pensar… Lo de Cocotet ha sido algo puntual, algo casual… Pero mi vida es así. Mi vida va a ser así. Le dije que si no estaba ahí ahora, lo entiendo, porque no tiene ningún tipo de obligación. ¿Pero y si un día vivimos juntos? Yo quiero seguir cuidando gatitos bebés, aunque mueran la mayoría. Y yo voy a seguir teniendo TLP, aunque mejore.

Me dí cuenta de que para las cosas «fuertes» de mi vida no puedo contar con él porque es demasiado aprensivo, sensible, sentido. Y si me rajase un día entera, no puedo llamarle y pedirle que me lleve al hospital, porque se pondría peor que yo y no me serviría de nada.

Estas tres líneas son como cristales afilados, pero así lo sentí yo. Con la psicóloga corregí.

Me dí cuenta de que para las cosas «fuertes» de mi vida no puedo contar con él. No tienen porqué pasar, porque estoy trabajando en mejorar y curarme (yo no creo en mi curación, nunca lo he hecho y nunca lo haré). Pero si pasasen, no puedo contar con él para ayudarme, y si vivimos juntos, se acabaría enterando por algún medio.

Y dejé pasar más tiempo. No rompí con él porque lo quiero. Lo quiero de verdad. Quiero a Tibbers como nunca he querido a nadie. No es intensidad… Es paz, con él tengo paz, de normal. Puedo ser yo misma. Puedo ser insegura, borde, puedo querer estar sola. Puedo… Puedo estar con él. Con nadie he podido estar, simplemente estar, tanto tiempo.

Así que no lo dejé.

Y me volvió a fallar. Por despiste, me dejó medio tirada en la casa en la que estaba trabajando, pues estaba lejos y se me rompió la moto. Mis padres (que estaban de viaje) le dejaron las llaves de nuestro coche y el coche a través de mi hermano para que yo tuviese un medio de transporte. Pero se le olvidó decirme el pequeñito detalle (ironía) de que se iba al día siguiente de buena mañana y me iba a dejar sola para dormir, sin el coche y sin modo para volver al día siguiente a casa (yo no me atrevo a coger el coche sola por caminos así).

Y me jodió… No le dije nada al momento, porque estábamos con una amiga suya y me dijo tan feliz que se iba… Que me dieron ganas de sacarle los sesos y guardarlos en un tarro de estos hipsters con formol en mi colección de tarros hipsters con órganos en formol… Es broma, pero creo que se me ha entendido.

Me dolió mucho. Pero cuando se lo expliqué se dio cuenta del error y quería rectificar, pero entonces YO NO quería verlo. No quería que se quedase por mí, porque le hacía ilusión ir… Pero sí quería que viese que me había dejado igual no, peor. Y lo vio…

¿En qué piensas, Tibbers? ¿Dónde cojones está tu cabeza cuando te hablo? ¿Porqué me da la sensación de que no escuchas nada?

Y, obviamente, saco mis teorías conspiparanóicas, pero sé distinguir las que son completamente fantasías de las que son más posibles.

A Tibbers no le gusta otra mujer. No es por echarme flores, sé que hay muchas más mejores para él que yo a dos metros de su casa, no hace falta mucho. Pero relacionarse con una chica, para él, es algo bastante complejo.

Sé que no me pone los cuernos por esto mismo.

Tibbers me quiere… O, quizás, Tibbers no me quiere. Quiere conservar esta relación porque es la única que ha tenido y se siente obligado a hacerlo. A no hacerme daño porque soy una granada sin la anilla, y si me deja… ¿Quién sabe qué puedo hacer? Puedo tomarme un montón de pastillas o rajarme entera. Quizás no me deja por eso, por miedo.

Pero hasta el momento, Tibbers siempre me ha querido y siempre lo he sabido. Porque hace que lo note. Y lo nota todo el mundo a mi alrededor. Todos siempre , cuando se meten con mi relación, me dicen que es un chico demasiado bueno, que no me lo merezco. Cosa que me rebienta también, porque eso es cosa suya o como mucho mía, pero de nadie más. Y yo nunca le he dañado a propósito ni he hecho nada malo sin habérselo contado después.

Tibbers, si has dejado de quererme, déjame ir, deja de hacerme daño sin querer, deja que mi cerebro pare de crear nuevas teorías y conspiraciones… Tibbers, quiéreme o no me quieras, pero no me tengas así mucho más tiempo. Si necesitas tiempo… Te puedo dar, pero no mucho o mi cabeza cruzará una conexión errónea de cables y mandará todo a la mierda. Por favor, aclara qué es lo que te pasa y dímelo, sea lo que sea, prefiero cien veces saberlo a que de verdad pase algo y no saberlo…

Yo te quiero, Tibbers, no lo he demostrado ni soy cariñosa ni buena novia… Pero te quiero, a mi manera, lo máximo que puedo.

– Wuss Puss.

Esta entrada fue publicada en Trastorno Límite de la Personalidad y etiquetada , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Me hieres mucho. Me quieres más.

  1. ·Cé· dijo:

    Hola! Me alegra volverte a leer 🙂
    Que bueno que te haya salido ese trabajo! Suena genial! :).Nunca traté con cerditos,pero me parecen tan lindos!
    Respecto a tu relación.. y basándome en mi propia experiencia, creo que estos estancamientos son bastante comunes.Hace un tiempo sentí que mi novio perdía todo el interés por mi, que me trataba distinto, temía que me dejara… me pidió un tiempo de paz,para pensar,para ver si me extrañaba.Nos sirvió a los dos… acomodamos los pensamientos, eliminamos fantasmas, yo me di cuenta de que no dependía de el como creía,y él se dio cuenta de que se estaba anticipando a muchas cosas.Cuando volvimos de ese tiempo la relación cambió muchísimo,pero a la vez mejoró.Descubrimos que antes estábamos estancados, y seguíamos juntos por costumbre,había muchas cosas que cambiar, pero si no lo hacíamos no ibamos a llegar muy lejos.
    Creo que sería bueno que tengan una charla, que hablen de todo lo que pasa.Si no te animas a hacerlo cara a cara, escribile… sos muy buena expresándote de esta forma, si hace falta, tómense un tiempo,extráñense fíjense como van las cosas…tomense tiempo para pensar en alternativas que provoquen un cambio positivo.
    No tengas miedo, yo creo que cosas muy buenas pueden salir de esto, aunque por el momento solo genere miedo y angustias.
    Un abrazo!

Deja un comentario